lunes, 3 de diciembre de 2012

Los españoles pagamos menos por la electricidad que alemanes, italianos, suecos, daneses, holandeses, belgas y chipriotas


El precio de la electricidad después de impuestos para el consumidor español en mayo fue un 14% más alto que la media de los 27 países de la Unión Europea, según datos de Europe’s Energy Portal, proveedor de datos energéticos vinculado pero independiente de la Comisión Europea. No obstante, la luz fue aún más cara para Dinamarca, Alemania, Holanda, Bélgica, Italia, Suecia, Austria y Chipre.

La siguiente tabla indica cuales son los precios finales para el consumidor doméstico en la UE. El consumidor doméstico español paga por la electricidad (incluidos impuestos y tasas) un precio por encima de la media de la UE-27. Esta situación podría haber sufrido variaciones tras la subida del IVA en España el pasado septiembre, lo que también podría haber ocurrido en otros países de la UE.

Sin embargo, los datos de Eurostat, los más extendidos para este tipo de comparaciones, son antes de impuestos (ver gráfico). Este precio no dice toda la verdad sobre lo que están pagando los consumidores domésticos porque hay algunos países que, además del IVA, le añaden otros impuestos a la tarifa final eléctrica residencial. Alemania, por ejemplo, añade al precio que aparece en la tabla una tasa para financiar las renovables y otra para la cogeneración (tasas que en España están incorporadas en la Tarifa de Acceso e incluidas en el precio de la tabla), por lo que el coste final, con impuestos y tasas incluidas, es mucho más alto que en España. Pero incluso usando los datos de Eurostat, se ve que en el primer semestre de este año pagaron más cara la luz que los españoles no sólo Malta y Chipre, sino también Italia, Bélgica, Reino Unido e Irlanda.

En términos económicos comparativos, el precio medio de la UE27 no es muy indicativo porque incluye los precios de los nuevos países miembros (UE-12), que son mucho más bajos que en la UE-15 porque en su mayoría tienen menores impuestos, el Euro no es su moneda, y aún han invertido poco en cambiar su sistema eléctrico para descarbonizarlo (renovables) y siguen utilizando carbón autóctono para generar electricidad.

Si se eliminan los precios de la UE12 y nos centramos en los precios de la UE15, vemos que España está prácticamente en la media.
Por otra parte habría que mencionar que el consumidor doméstico español, debido a la climatología y la posición geográfica del país, consume considerablemente menos electricidad que el de los demás países exceptuando Italia, Grecia, Portugal y el sur de Francia, por lo que su factura final eléctrica anual es considerablemente menor que la de los consumidores del norte de Europa (aunque estos tengan un coste unitario de la electricidad menor, como en el caso de Finlandia).

Según los datos de Eurostat y el BCE, los precios de la electricidad en España hasta 2011 han aumentado en la misma medida que la inflación europea desde 1995. Sólo en 2 de los 9 países analizados han aumentado menos que España los precios de la electricidad desde esa fecha. De hecho, si se observa la evolución de los precios españoles, estos tienen una senda por debajo del precio de 1995 hasta 2008. Uno de los países con incrementos inferiores es Francia (75% de la generación de origen nuclear y de propiedad del Estado) y el otro, Italia, que partía de unos precios de la electricidad más altos y con un sector eléctrico hasta hace poco dominado por el operador del Estado.

¿Y qué pasa con las pymes?

Más importante para la competitividad internacional de la economía es el precio de la electricidad para las pymes, ya que tienen que incorporarlo a los productos que venden. El precio de la electricidad para las pymes es en España ligeramente inferior a la media UE27.
En cambio si se compara el precio de la electricidad para las pymes en la UE15 se puede ver que su nivel de precios está justo en la media.

La presión al alza sobre los precios de la electricidad va a continuar en el próximo futuro tanto en España como en el resto de Europa (subida de los precios de los combustibles fósiles, nuevos impuestos…), por lo que una de las prioridades políticas a nivel europeo es contener los factores que determinan esos incrementos esperados. Cuanta más capacidad adquisitiva se destine a pagar la energía (electricidad, combustibles para el transporte o para calefacción), menos habrá disponible para otras actividades económicas y para el consumo.



Fuente: ECOticias.com

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