martes, 4 de diciembre de 2012

La reducción de precios de los paneles (un 80% en cinco años) despega la energía solar con autoconsumo instantáneo


 
La empresa Bopla, de Les Franqueses (Vallès Oriental), dedicada a la fabricación de envases plásticos, se ha convertido en la primera industria catalana que levanta una planta fotovoltaica para autoconsumo eléctrico en su propio recinto. La electricidad obtenida cubrirá el 10% de las necesidades energéticas de la fábrica; pero sobre todo aportará grandes ahorros económicos. Su ejemplo es la punta de lanza de una nueva tendencia. ¿Por qué? El encarecimiento de la factura eléctrica y la reducción de costes de los paneles fotovoltaicos (un 80% en cinco años) han creado las condiciones para que industrias, restaurantes y otros negocios puedan empezar a apostar por el autoconsumo fotovoltaico instantáneo. Es una situación impensable hace poco tiempo. Ya es posible en determinadas condiciones producir electricidad fotovoltaica sin que los promotores tengan que recurrir a las ayudas en la tarifa.
Hasta ahora, los proyectos fotovoltaicos se han desarrollado con plantas destinadas a producir electricidad y venderla a la red, una opció que se vio favorecida por la retribución que obtiene el promotor en la tarifa eléctrica (primas que paga el ciudadano en el recibo de la luz para compensar los beneficios ambientales). En cambio, con la eliminación de las ayudas a las energías renovable acordada por el Gobierno (el 27 de enero) se ha abierto paso inopinadamente esta modalidad. El sector fotovoltaico se hundió con esta falta de apoyos; pero ahora puede renacer.
Ideal para grandes consumos continuos y constantes
“El autoconsumo instantáneo es una fórmula ideal para las empresas que tienen un consumo constante de electricidad y que trabajan las 24 horas del día todos los días del año, pues permite grandes ahorros”, explica Francesc Mateu, administrador de SolGironès, firma que levantó la planta de Bopla y que promueve otras tres plantas para que las empresas catalanas reduzcan su sangría de gastos energéticos. “El encarecimiento de la electricidad va a seguir siendo tremendo en el futuro mientras que cada kilovatio que la industria se autoproduzca será un kilovatio que no llegará al contador y que se ahorrará”, argumenta Mateu. La planta de Bopla, que generará 162.800 kWh al año, comporta una inversión de 190.000 euros, pero se amortizará en siete años, dice Mateu. “Y cuanto más van siga subiendo el precio de la luz, más pronto se podrán amortizar los proyectos solares”, agrega.
Sin excedentes, sin facturar
Bopla simboliza un incipiente despegue de la energía fotovoltaica instantánea; y eso que el asidero legal es “disperso e incompleto”, dice Tomás Díaz, directivo de la Unión Española Fotovoltaica, que agrupa a las empresas de sector. La base legal es una norma de conexión de pequeñas instalaciones; pero aún falta el real decreto para consolidar el autoconsumo con balance neto.
Por eso, las inversiones de este tipo son rentables cuando los proyectos están ajustados al autoconsumo instantáneo. Es decir, deben ser diseñados para que la electricidad producida no genere excedentes (o sea, que no se produzca más de la que consume y no haya que entregar el sobrante a la red), puesto que todavía no está aprobada la normativa que debe favorecer el autoconsumo con balance neto, mediante la cual el productor sí podría compensar su saldo positivo de energía, de forma que consumiría la electricidad que necesite y entregaría el exceso al sistema eléctrico a cambio de una compensación.
Pero la norma para activar el autoconsumo con balance neto sigue bloqueada en el Ministerio de Industria, y los expertos temen que los promotores de estas instalaciones tengan que pagar precios mucho más caros al comprar la electricidad al necesitarla que cuando la vendan a la red.
Sector doméstico
El consumo fotovoltaico instantáneo también ha tenido un desarrollo en el sector doméstico, aunque es menos atractivo pues cuando hay mayor radiación solar (al mediodía) es justo cuando el usuario está fuera de casa y no necesita la energía. En estos casos, es una contribución para los consumos de energía de neveras o los ‘stand by’ de los aparatos eléctricos, explica Sergi Belda, de la empresa suministradora Prosolia, de Alicante, que ha suministrado este año unos 300 equipos de fácil instalación (sin baterías) y que permiten ahorrar entre un 5% y un 10% del consumo eléctrico. “El coste de un kit son 600 euros más IVA y se puede amortizar en unos siete años”, dice. En cambio, cuando llegue el autoconsumo con balance neto, la producción eléctrica cubriría el 60% del consumo.
En espera del balance neto
No obstante, las instalaciones de plantas fotovoltaicas que se están colocando actualmente incorporan muchas veces dispositivos técnicos para la posible y futura conexión a la red, ante la eventualidad de que dentro de un tiempo sea posible vender y facturar la electricidad a la compañía (con el sistema de balance neto); pero ahora esta opción está imposibilitada en la práctica. En las actuales condiciones, para facturar la electricidad a la compañía, el propietario debería darse de alta en el registro de actividades económicas, pagar IVA y someterse a otras complicaciones burocráticas cuando la retribución en el balance neto aún no está estipulada. Por lo tanto, no le sale a cuenta. Por eso, se dan casos en los que, si se obtiene excedente eléctrico, al propietario le resulta más sencillo simplemente entregar la electricidad gratis a la red, para evitar complicaciones.
Abaratamiento prometedor
“Lo que estamos viendo es que el avance tecnológico va mucho más rápido que la regulación legal”, sentencia Tomás Díaz, quien reclama la aprobación del decreto sobre autoconsumo con balance neto. Díaz señala el abaratamiento de las placas fotovoltaicas es un fenómeno clave. “En estos años, las células fotovoltaicas han ganado en eficiencia energética; tienen menos grosor porque necesitan menso silicio, y hay fábricas que garantizan el abastecimiento”, dice. Sergi Belda aporta un dato para el optimismo: la producción de la electricidad fotovoltaica sale a seis céntimos el kWh, mientras que el usuario doméstico la está pagando ya 15 céntimos kWh (“y lo que subirá”).
Hasta ahora, las industrias catalanas han recurrido a sistemas de cogeneración (con altos rendimientos de las calderas) para acercar la producción eléctrica a la fàbrica y abaratar costes energéticos, pero ahora “la fotovoltaica o la eólica podrían estar en condiciones de suministrar energía eléctrica para el autoconsumo de manera competitiva, según el recurso disponible y el coste de la instalación”, dice el Institut Català d’Energia. El problema para el impulso definitivo viene dado por el hecho de que el decreto que debe regular el autoconsumo con balance neto sigue atascado en los despachos del Ministerio de Industria.
Encuentro en Sabadell
Las oportunidades que se abren al sector fueron analizadas en un encuentro de estas empresas celebrado el 29 de noviembre en Sabadell, en donde Alberto Sanromán, director general de Albasolar, destacó las grandes posibilidades de ahorro energético que ofrecen. El autoconsumo es la gran esperanza para los fabricantes e instaladores después de que los dos últimos gobiernos, al eliminar las ayudas prefistas en el recibo de la luz, hayan desmentalado prácticamente todo el tenido industrial (y el empleo) existente.
“La fotovoltaica ofrece grandes ventajas para la industria catalana, puesto que existe mucha radiación solar y buenos emplazamientos”, señala Sanromán.
En el encuentro de Sabadell también intervino Ermén Llobet, presidente de Enértika, empresa catalana especializada en financiación y proyectos de eficiencia energética que trabaja en México. Llobet criticó la falta de rigor del Gobierno a la hora de incumplir los compromisos sobre la regulación del balance neto. “Han dinamitado la confianza en el sector fotovoltaico”, dijo.
En su opinión, la transición de un modelo que les permitía cobrar primeras a no cobrarlas “ha sido impuesto de manera traumática”. Aunque el sector ya cuenta “con una tecnología madura que ha experimentado una gran reducción de coste”, su previsión es que la fotovoltaica tendrá un “arranque lento”, aunque su crecimiento repercutirá radicalmente en el mix energético futuro, donde ya aporta el 4% de la demanda de electricidad.
Nuevo paradigma
“Ésta es una energía con producción descentralizada que evita emisiones de gases y permite a la gente ejercer su derecho a producir energía”, dice Sergi Belda.
“Estamos a favor de esa apuesta prudente por la fotovoltaica. Es necesario cambiar el concepto actual de diseño y desarrollo de las redes eléctricas para poder hacer frente a un entorno futuro de elevada generación distribuida”, dice Maite Macià, directora del Institut Català d’Energia (ICAEN). “Un criterio fundamental de diseño de las redes ha de ser su capacidad para integrar a fondo los sistemas de generación distribuidos y renovables”, agrega Maite Macià.

 
 
Fuente: ECOticias.com


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