jueves, 15 de octubre de 2009

Sólo 500 clientes extremeños han cambiado de compañía eléctrica

Miles de usuarios que podrían beneficiarse del bono social que supone la congelación de tarifas no lo han reclamado todavía

La vida sigue igual en el mercado eléctrico. La anunciada liberalización del sector, que entró en vigor el pasado 1 de julio, se queda en más ruido que nueces. Tanto recomendar a los clientes a que no se movieran que, efectivamente, no se han movido. Cuatro meses después de la fecha en que cada usuario podía elegir quién le factura la luz entre catorce compañías comercializadora, la realidad es que casi nadie lo ha hecho. Sólo 500 clientes de los cerca de 600.000 que hay Extremadura han decidido dar el cambio de compañía. La ausencia de ofertas -y mejoras- reales que rebajasen la tarifa eléctrica es el elemento que mejor explica esta 'pasividad' de los clientes. Los expertos advierten que hasta bien entrado el 2010 no se prevén posibilidades más visibles de cambio.

Lo aconsejó el Gobierno central y lo recomendaron las asociaciones de usuarios. «No hay necesidad de cambiar de compañía en estos primeros meses. Ante la nueva situación, es preferible la prudencia, entre otras cosas, porque las propuestas económicas para las familias que tienen contratado igual o menos de 10 kilovatios/hora (kW/h) apenas cambian entre las compañías», incide Laly Bermejo, de la Unión de Consumidores de Extremadura, quien no se atreve a decir cuánto puede ser el ahorro por el cambio de compañía aunque recalca que, en cualquier caso, es mínimo «para meterse en el papeleo y con una nueva compañía de la que. de otro lado, no conoces posiblemente los servicios y la atención que te va a dar».

Para esa inmensa mayoría de clientes es aplicable la Tarifa de Último Recurso (TUR), una tarifa de precio único, por lo que las condiciones son las mismas para todos los consumidores independientemente de la empresa comercializadora con la que tengan contratada la electricidad.
Con el TUR activado, sentencian desde las compañías comercializadoras, hay «poco margen para hacer ofertas significativas, al menos por ahora». Y, evidentemente, eso ha desmovilizado a los clientes para buscar en el mercado libre...en el caso de que se hayan movido, que no ha sido frecuente. «La verdad es que la gente, como sabía que no tenía que hacer nada si no quería y podía seguir con el mismo suministrador aunque con otro nombre, no lo ha hecho», añade Bermejo.

Las otras dos opciones, desde el 1 de julio, eran o buscar una compañía entre las catorce que pueden prestar el servicio en toda España en régimen de mercado libre o elegir entre una de las cinco grandes que operan con una banda de tarifas fijadas por el Estado (Endesa Sevillana, Iberdrola, Unión Fenosa, Hidrocantábrico y E.ON).

Por no moverse, los clientes que se pueden beneficiar del llamado bono social tampoco lo han realizado. Impulsado por el Ministerio de Industria que dirige Miguel Sebastián para reducir los efectos de la crisis y de la subida de la tarifa eléctrica entre las economías más modestas. En la práctica supone la congelación de las tarifas anteriores al 1 de julio.

A él se pueden acoger unos 178.000 hogares extremeños (que con el reforzamiento de la crisis serán más porque hay más paro), pero a finales de septiembre sólo tenían el bono social algo más de 103.000. Los abonados que lo consiguen están a salvo de los incrementos en la tarifa hasta el año 2012, una subida que en julio pasado ha sido ya del 2%.

Se pueden beneficiar de esta singular tarifa los que tienen contratada en su casa una potencia de 3 kW/h o menos; los pensionistas mayores de 60 años que cobren la paga mínima en su categoría, o no contributiva de jubilación e invalidez (y las del antiguo Seguro Obligatorio de Vejez e Invalidez); las familias numerosas, y los hogares con todos sus miembros en paro.
No hay que olvidar que mientras la congelación de la tarifa es automática para las potencias de tres kilovatios, los otros tres tipos de beneficiarios tienen que hacer una solicitud ante la compañía eléctrica, presentar documentación, y esperar que se les acepte.

El bono social tiene una duración indefinida, salvo que cambie la situación del cliente y pierda las condiciones que dan derecho a beneficiarse de ella. En ese caso, el cliente debe comunicarlo antes de un mes a la comercializadora para evitar la penalización de un 10 por ciento.

Mientras apenas se perciben cambios en quién factura la luz para las familias, en las que tienen contratadas las pequeñas y medianas empresas el panorama es algo parecido, aunque con un mayor movimiento. «No hay grandes industrias en Extremadura. Sólo una quizás, la Siderúrgica Balboa, y ahí sí podemos hacer una oferta más generosa. En el resto de las pequeñas empresas tampoco hay mucha posibilidad con los precios actuales de la energía», indica un portavoz de Endesa Sevillana. Algunas asociaciones de empresarios, como Aeme, de Mérida, han contratado a una consultora para que les haga una auditoría sobre su consumo eléctrico y su optimización y les busque la mejor comercializadora.

Fuente: hoy.es

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